Después de conocer las historias de Angélica: operadora de centros de torneado; Andrea: operadora de un centro de maquinado de 7.10 m de largo x 3.38 m de alto; y Leticia: ingeniera en herramientas, a cargo de un taller de maquinados, te presentamos un breve resumen en el que destacamos las valiosas lecciones que ellas nos han dejado.
Angélica Ventura Santiago tiene varios años de estar dentro de la industria metalmecánica, prácticamente desde que concluyó sus estudios en ingeniería mecatrónica. Su interés por conocer a detalle el diseño de piezas, así como su curiosidad por operar una máquina CNC, la llevaron al área de producción en donde actualmente trabaja con tornos Haas.
Los retos para Angélica han sido y continúan siendo muchos, pero esto es lo que ella más disfruta de su trabajo. Diariamente, recibe planos nuevos de piezas con las que ella y sus compañeros tienen que idear cómo maquinar, sujetar, etc. Afortunadamente, la ayuda y consejos de sus compañeros, todos ellos, hombres, le han llegado por montones.
Este es el consejo de Angélica para las mujeres que deseen ocupar puestos como el suyo:
“Haz las cosas simplemente porque te gustan, no porque tengas que demostrar que sabes tanto o más que un hombre. No tienes nada qué demostrar ni tienes que competir con nadie”.
Andrea León Jarquin nos cuenta su experiencia desde una perspectiva de alguien que recién entró a la industria metalmecánica. Egresada de la carrera de robótica industrial, Andrea tiene apenas siete meses aprendiendo a operar un centro de maquinado VF-11 Haas, una máquina que inspira mucho respeto por sus grandes dimensiones, tan grande que, como dice la propia Andrea: “Puedes hacer una fiesta ahí adentro”.
Al igual que Angélica, Andrea tuvo una buena recepción por parte de los demás operadores varones. En los meses que lleva operando una máquina CNC, ella ha aprendido que el mundo laboral es muy distinto al mundo universitario. Una de las lecciones más importantes que menciona es descubrir que los operadores con muchos más años de experiencia no son tercos, como le dijeron en la escuela, sino que tienen más conocimientos, y estos conocimientos, a su vez, sólo se adquieren a través de tiempo, después de haber trabajado en muchos proyectos.
Para Andrea, el futuro está lleno de muchas cosas nuevas por aprender. Sus metas están puestas en saber operar al mismo nivel que los operadores más experimentados y pertenecer al área de diseño o de calidad. El consejo que Andrea tiene para las jóvenes que quieran operar una CNC es:
“No desistan en lo que quieren, siempre tengan claro hacia dónde van. El camino es difícil y nada es fácil porque si las cosas se hicieran fácilmente, cualquier persona lo haría”.
La ingeniera en herramientas, Leticia Duarte ha atravesado un camino bastante distinto al de Angélica y Andrea. Con 43 años de vida y radicada en Querétaro, Leticia tuvo que enfrentar un ambiente más cerrado en el que en un par de ocasiones le hicieron saber de manera indirecta que no era aceptada en una vacante por ser mujer.
Leticia es una de las mujeres que con su trabajo y esfuerzo abrió paso en la industria para que mujeres más jóvenes pudieran disfrutar de las oportunidades que ella no tuvo. Hoy, recordando las críticas de su familia, compañeros de escuela e incluso una maestra, por querer dedicarse a un sector “para hombres”, ella está más que convencida de haber tomado la decisión correcta al seguir su vocación. A la pregunta que otros le hacían: ¿Por qué quieres dedicarte a eso? Hoy, ella responde:
¿Por qué no?
Nuestra serie de entrevistas para conmemorar el Día Internacional de la Mujer nos ha dejado muchas reflexiones sobre el papel de las mujeres en la industria. Si bien hay más apertura para ellas, la labor para que tengan las mismas oportunidades aún no termina. La única manera de crear un entorno más equitativo es trabajando y aprendiendo, pero, sobre todo, nunca rindiéndose. Esto es lo que Angélica, Andrea y Leticia nos enseñaron.